martes, 16 de agosto de 2011

NADA CAMBIÓ


Ayer lunes 15 de agosto, regresé al Colegio "Santa María" después de un poco más de dos semanas de vacaciones, por cierto bastante cortas. Mientras bajo de la movilidad observo a lo lejos la fachada del Colegio y, vaya sorpresa la mía, se vé exactamente idéntica a como la dejé en mi última visita. Mientras avanzaba los detalles se hacían más visibles y compruebo con extrañeza que todo permanece igual.

Al llegar al Colegio me abre el portón el mismo hombre grandulón, rechoncho y bigotón, ensaya la misma sonrisa fingida a la cual correspondo de igual forma. Más allá está la Brigadier General discutiendo y decomisando las agendas de control a los mismos alumnos dormilones que siempre llegán tarde. Entro a secretaría a firmar mi ingreso, encuentro el mismo cuaderno grande, sucio y viejo; el mismo lapicero azul, Faber Castell, sin tapa, atado a un pedazo de hilo no sé para qué aunque me lo imagino.

Salgo y me saludan los mismos profesores; comentan los mismos temas, me cuentan los mismos chistes y yo sin darme cuenta río, por educación, de la misma forma que el último día que los vi; suena la misma alarma indicando el fin de la formación, los alumnos del mismo modo se dirigen a paso cansado a sus aulas, yo hago lo propio e ingresó a la sección que me corresponde 3ro "E" a compartir el curso de Comunicación y Literatura Española. Abro la puerta y los alumnos estan sentados en los mismos lugares, de la misma forma; al verme se ponen de pie y me saludan sonrrientes como siempre.

Me instalé y saqué de mi mismo maletín, el mismo registro de asistencia y llamé de la misma forma que lo hice siempre, nombre completo, más aún el segundo nombre aunque a muchos les moleste jajaja. Sin percatarme pregunto de la misma forma: "¿en qué nos quedamos?" recobro el sentido y digo para mí: ¡No! ¡no puedo hacer lo mismo! me quedé en silencio por unos segundo, pensé, y llegué a la conclusión: David, nada ha cambiado...

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